sábado, 26 de noviembre de 2011

La naranja sale entera!

A veces me topo con mensajes, frases, canciones, películas, que no puedo dejar pasar así nomás, como si nada hubieran dejado en mí. Más aún si se les ocurre "revelarse" en las primeras horas de la mañana, ya que me obligan a abandonar los bostezos y los intentos por recordar sueños para darles vuelta una y otra vez en la mente y a veces para acomodarlas en una suite de mi corazón.
Ese fue el caso de este texto de Lennon que vi hace unas mañanas en el muro de mi trasnochador y adorado padre. Luego de decir "Ouch!", me di cuenta que las palabras retumbaban en mí cada vez que volvía a leerlo. MITAD... NARANJA... ENTEROS... COMPLETAR... FALTA...
Yo no sé si me hicieron creer o yo misma me quise hacer creer el cuento de la media naranja y que existe alguien en algún lugar que se amolda perfectamente a mí, que me complementará totalmente y por lo tanto me hará feliz. Lo cierto es que esa media naranja, de existir, ya no creo que esté muy fresca, después de tantos años rodando por quién sabe dónde.
De igual forma, muchas veces quise e intenté ser media naranja para otros, satisfacer sus necesidades, llenar sus vacíos, amoldarme a lo que ellos precisaban para sentirse completos. Lo logré? No lo sé, quizás temporalmente. Pero ese esfuerzo por ser la media naranja que no eres, termina por agotarte y hacerte sentir que estuviste perdiendo el tiempo. No perdí el tiempo en absoluto al compartirlo con mis prospectos de media naranja, pero sí al forzarme a ser quien no era para encontrar el punto exacto entre acidez y dulzura que ellos necesitaban.
No quiero decir con todo esto que esté mal ceder de vez en cuando para limar asperezas o superar diferencias. Al contrario, se puede hacer pequeños sacrificios por el bien de una relación; pero no forzarte a ser quien no eres, anular parte de ti para uniformizarte con el otro, ni hacer o dejar de hacer algo cuando esto no te hará sentir sincero contigo mismo.
He tomado algunas decisiones últimamente:
  • No bajaré ni medio centímetro la basta de mis faldas mientras que yo quiera seguir usándolas así de cortas. 
  • No me quedaré en casa viendo TV en vez de ir a una fiesta a la que quiero y tengo oportunidad de ir. 
  • No obligaré a nadie a ver las "películas raras que a mí me gustan" ni a ir a todos los conciertos que yo vaya. 
  • No fingiré tener virtudes de las que carezco ni ocultaré defectos que sé que tengo. 
  • Seré yo, intentando mejorar en lo que se pueda, pero sin anular nada que sea parte de mi esencia. 

También otras decisiones más, que mencionaré y negociaré si llega el momento ;)

Para terminar, les dejo una décima que me provocó escribir.

Tu media naranja quieres
que te haga sentir completo,
sea ejemplo de respeto
y virtud de las mujeres.
Para ser quien tú requieres
no basta con ser sincera.
Ya salí de la ceguera
y no digo en son de bromas
que lo dejas o lo tomas:
La naranja sale entera!

Rebeca Urbina Balbuena

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Lunes camuflado de cumpleaños

Tuve un lindo cumpleaños a pesar de dormirme a las 2am y despertarme a las 6am, a pesar del amanecer medio nublado en supuesta primavera, a pesar de haber ido como cada día a trabajar al mismo banco, con los mismos clientes y las mismas operaciones, a pesar de que se le ocurrió a mi cumpleaños caer en el día más antipático y menos esperado de la semana: el Lunes. Estoy segura de que si cada uno(a) de ustedes me responde cuál es su día preferido de la semana, ninguno responderá: "el lunes!" El lunes lleva consigo la carga negativa de ser verdugo del nunca suficientemente largo fin de semana. El lunes recuerda las responsabilidades, las tareas no terminadas, la falta de horas de sueño, la mala noticia de que falta terminar este y cuatro días más para llegar al fin de semana. El lunes es el indiscutible aguafiestas de la semana. 
Sin embargo, como toda aparente regla, tiene sus excepciones. Un lunes cumpleañero no estará a la altura de un sábado cumpleañero, pero el hecho de ser lunes no lo obliga a parecerlo. Tuve un cumpleaños salpicado de saludos, abrazos, llamadas y mensajes que consiguieron regalarme un lunes camuflado e inofensivo. Una excelente película lo hizo parecer martes (tienen que ver "Un cuento chino"!!!), una chelita cumpleañera lo hizo parecer viernes y una dosis elevada de cariño y amistad le dio todo el estilo de un fin de semana.

Aquí les dejo algunas de las joyas cumpleañeras que recibí este año:

Un precioso saludo cargado de lindos deseos de mi tía parisina:
"Te mando una pestaña de hada, el suspiro de un dragón, dos globos rojos de papel, una montaña de buenos recuerdos y el silbido admirativo de un obrero al pasar delante de un edificio en construcción. Que seas feliz, hoy y todos los días de Dios. Feliz hasta caer desfallecida de la felicidad, en tu cama y en buena compañía."
Un mensaje de mi adorado papito, para variar desbordante de amor:


Un regalo hecho canción, de un gran amigo que espero poder ver pronto de nuevo:


Hay muchas más joyas cumpleañeras que no puedo copiar y pegar, incrustar o enlazar en este post: el excelente recibimiento de las 12 con sus chelitas más, las llamadas a las 12 en punto que contesté a eso de las 12:05am, los besitos de feliz cumpleaños con que me despertó mi mami tempranito, mi perrito Adonis recibiéndome cuando regresé a casa mientras me movía la cola y casi casi me arañaba las panties... y muchas cosas más. Gracias a todos por regalarme un cumpleaños tan lindo, que parecía todo menos un lunes!

sábado, 19 de noviembre de 2011

Los 28 a la vuelta de la semana...



Esta semana me descubrí más de una vez diciéndoles a mis compañeros de trabajo y a los clientes caseritos del banco que se acerca mi cumpleaños. Empecé desde el lunes con el anuncio "Falta una semana para mi cumpleaños!". Sonrieron, preguntaron qué planes tenía para celebrarlo, dijeron que me traerán un chocolate ese día y casi todos hicieron LA PREGUNTA: ¿Cuántos cumples? Nunca he tenido problema alguno para decir mi edad, por lo que a todos les contesté "Veintiocho!" mientras sonreía tratando de captar sus expresiones. Varios coincidieron en decir "Ah, estás chiquilla!". Cabe acotar que gran parte de los clientes caseritos del banco son pensionistas con un promedio de edades de 70 años aproximadamente, por lo que no me siento realmente "chiquilla" porque ellos me lo hayan dicho. Sin embargo, su comentario y mi empeño de anunciar la cercanía de mi cumpleaños me hicieron recordar, y añorar un poco, mis primeros años en el colegio. Aparte de decirles a mis amigas del salón cuántos días faltaban para mi cumpleaños a diario (desde un mes antes de que llegara), mi agenda escolar tenía anotaciones con letra especialmente delineada desde el 21 de octubre hasta el 20 de noviembre que indicaban cuántos días faltaban para mi cumpleaños. Mi amiga Diana, con la que salgo en una de estas fotos de tercero de primaria si no me equivoco, me bromea hasta ahora en casi todos los cumpleaños diciendo algo como: "Llegó el día más esperado del año!". Siempre me gustó mi cumpleaños, no tanto por los regalos, cuya cantidad disminuyó en forma inversamente proporcional a como avanzaron los años; sino porque era "MI DÍA", en el cual, por una fuerza mágica e incontenible tenía que ser inevitable y plenamente feliz. Por eso lo esperé cada año con la misma emoción anticipada. 

Algo más que se me vino a la mente en esta noche de recuerdos de primaria fue el conocido y nunca bien ponderado "SLAM". Un cuaderno escrito de principio a fin con preguntas en la parte superior de cada página. Todas teníamos un slam y lo intercambiábamos hasta que recorriera todo el salón y hubiera recolectado las respuestas de todas. Tenía preguntas clásicas como: "¿Quién te gusta?", "¿Quién es tu amor platónico?", "¿Cómo te consideras?", "¿Cuál ha sido tu momento más feliz?", "¿Cuál ha sido tu momento más triste?", etc. Dos preguntas que recordé particularmente esta noche fueron: "¿A qué edad te piensas casar?", a la cual recuerdo que contestaba como si fuera una sentencia: "A los 24". En la página siguiente de todos los slams solía estar la pregunta: "¿A qué edad quieres tener hijos?", a la que yo contestaba: "A los 27", ya que tenía clarísimo que luego de casarme quería compartir un tiempo a solas con el futuro padre de mis hijos. 

Oops! No me casé a los 24 ni voy a tener hijos en los 2 días que me quedan de los 27 años! Definitivamente en la época de los slams la tenía muchísimo más clara de lo que la tengo ahora, o al menos vivía en la ilusión de que era así. En esa época no sabía nada de relaciones truncas, desamores, inestabilidad emocional, dependencia, miedo al compromiso y otros inventos de la actualidad, felizmente. Los ciclos de la vida no son tan simples como decretábamos en los slams y emprender una relación seria no es tan fácil como era jugar a la botella borracha en la adolescencia. Sin embargo, hoy por hoy, me alegro de haber vivido estos 27 años como los he vivido, con los errores que he cometido, con los aciertos que he tenido, con las caídas de las que me he levantado, con los obstáculos que he afrontado, con las buenas y malas decisiones que he tomado, con los logros que he alcanzado, con las lágrimas que he llorado, con las risas en las que me he desbordado. 

Si bien hace varios años dejé de recordar a quienes tuviera cerca que se acercaba mi cumpleaños, creo que mis 27 años han sido una especie de segunda adolescencia que al parecer está por concluir, felizmente, y me devolvieron esa inquietud lúdica de anunciar mi cumpleaños con una sonrisa emocionada. Hoy me siento feliz de que mis 28 estén a la vuelta de la semana y más feliz aún de poder decirles a todos ustedes: FALTAN 2 DÍAS PARA MI CUMPLEAÑOS!!! ;)

martes, 15 de noviembre de 2011

¿Y cuál es tu nota? Proyecto "La ronda"

Siempre he pensado que el arte y el juego son los mejores medios para lograr un crecimiento integral. Crear para crecer. Crecer como jugando. Jugar mientras se crea.
El juego permite despejar la mente de las preocupaciones y dedicarse a disfrutar con cosas simples. Enseña a compartir, a asumir roles, a descubrirnos. El arte desarrolla nuestra sensibilidad, nuestras aptitudes, nuestra forma de pensar, nos lleva a querer ser mejores y a sentirnos capaces de serlo.
El Proyecto "La Ronda" busca beneficiar a niños de Comas que viven en extrema pobreza , desarrollando sus capacidades a través del arte y el juego. También, genera espacios de integración entre las familias que trabajan unidas para alejar a los niños del pandillaje y la delincuencia. 
Entra en este enlace y dales tu voto para que esta iniciativa sea posible! :)

Una decimita...

Con disfraz de ejecutiva
y alimentándome de arte
sobrevivo en este ensarte
de sociedad restrictiva.
Veo la parte positiva
y la jarra medio llena.
Si me atormenta una pena,
en papel la entrego al viento;
para ustedes me presento:
Rebeca Urbina Balbuena

lunes, 14 de noviembre de 2011

En algún lugar de mí, yo

Hace unas semanas, un chico me sacó a bailar en un bar y luego de la sonrisa de rigor me preguntó: "¿quién eres? Le empecé a decir que trabajo en un banco, que acabo de terminar administración en la UPC que estoy volanteando CVs por todas partes para conseguir otro trabajo y no recuerdo qué más. Él me dijo: "ya, pero, ¿quién eres?". Creo haber puesto mi cara de total desconcierto, lo que provocó su risa y luego la mía. Seguimos  bailando y yo seguía con la pregunta dando vueltas en mi mente. Recordaba las clásicas respuesta de grupo juvenil de la parroquia. Definitivamente esas respuestas no aplicaban mucho en ese momento. También pensé en "Soy Rebeca, pero me dicen Becky" y recordé que ya lo había dicho. No sé si él me preguntó eso porque estaba en la etapa filosófica de la noche de juerga, porque quería sacarme de cuadro, porque realmente le interesaba saberlo o porque era su técnica de seducción (quizás mis lectores masculinos me puedan ayudar a dilucidar el misterio). Lo cierto es que logró llamarme la atención y de vez en cuando advierto que la pregunta sigue rondando por ahí.
No voy a responder la pregunta en este post, pero sí contarles que creo que estoy recuperando las ganas de develarme, ablandar esa capa de miedos y desconfianzas que me fue cubriendo sin darme cuenta, reencontrarme conmigo y darme nuevas oportunidades aún sabiendo que puede volver a doler. 
Siempre he sido muy sensible y hasta llorona de vez en cuando, pero de un tiempo a ahora, me había vuelto un poco reacia a exteriorizar mis emociones en situaciones que antes solía hacerlo. Hace unas noches lloré viendo una película como hace tiempo no lo hacía. Posibles razones: estoy en mis días hipersensibles del mes, la película era hindú (Mi nombre es Khan) o estoy empezando a ablandar esa capa que me hacía sentir más fuerte. Sí, creo que las tres posibles razones son igual de válidas, pero también creo que la última fue necesaria para que las otras dos tuvieran relevancia. 
En el último año hice sandboard, puenting y parapente. Muchos de mis amigos se asombraron, alegraron o  preocuparon por lo "valiente" que demostré ser. Lo gracioso es que este gusto repentino por los deportes de alto riesgo, que pienso conservar, surgió a la par que el desinterés por correr riesgos para el corazón que sentía endeble y debilitado. Creo que quise equiparar mi vida, trasladando la entrega confiada y sin reparos de un plano a otro. Correr los riesgos con mi cuerpo que ya no correría con mi alma. Pero siento que ya es hora de bajar un poco la guardia, de querer seguir con los ojos bien abiertos pero entrecerrarlos de vez en cuando para poder ver mejor. Vamos a ver qué pasa...

domingo, 13 de noviembre de 2011

Algo de Roberto Juarroz...

Un amor más allá del amor
por encima del rito del vínculo,
más allá del juego siniestro
de la soledad y la compañía.

Un amor que no necesite regreso,
pero tampoco partida.
Un amor no sometido
a los fogonazos de ir y de volver,
de estar despiertos o dormidos,
de llamar o callar.

Un amor para estar juntos
o para no estarlo,
pero también para todas las posiciones intermedias.

Un amor como abrir los ojos.
Y quizás también como cerrarlos.

(En: Quinta Poesía Vertical)

martes, 8 de noviembre de 2011

Cartoncito manda!


Cuando estaba recién salidita del colegio y empecé a estudiar una carrera en la PUCP en marzo de 2001, calculé terminarla en los cinco años que debería y ser una joven bachiller de 22 años. Si bien postulé a Economía, al mes de haber empezado los Estudios Generales Letras, decidí cambiarme a Literatura y empecé a imaginar mi radiante cartón. Llevé 4 impecables ciclos de EEGG sin mayores trabas y con un solo empleo part-time en KFC que duró poco más que un verano. A partir del siguiente ciclo, empecé a trabajar a tiempo completo y a llevar 2 o 3 cursos, por lo que supe que el ansiado cartón podía demorar un par de años más en llegar. Sin embargo, hubo ciclos en los que sólo podía llevar un curso y empecé a sentir que no estaba avanzando muchos metros en esa carrera. Me cambié a la especialidad de Comunicación para el Desarrollo y por último a la de Publicidad, pero en ambas tuve las mismas dificultades de horarios. 
En marzo de 2008, a los 7 años de haber empezado a estudiar en la PUCP tuve que tomar una difícil decisión: abandonar mi adorada alma mater :( A pesar de la pena que sentía, supe que era lo mejor si quería dejar de sentirme una estudiante turista que asistía a clases solo una o dos veces por semana. Ingresé a la UPC a estudiar una especialidad más acorde a mi "carrera civil": Administración de Empresas. Recordé lo que era desvelarme estudiando, terminando trabajos o juntando las partes de todos los integrantes del grupo (que en algunos casos venía a ser: rehacer el trabajo). Aprendí a ser más tolerante, a ceder de vez en cuando, a tomar café amargo para no quedarme dormida en clase, a alternar minutos de estudio con horas de Cityville, a tomar las cosas con más calma, a ser más relajada y seguir pareciendo estudiosa, a sentirme una cachimba ex-colegiala a los 25 años, a reírme de las ojeras, trabajos improvisados y boletas pagadas con tarjeta de crédito, a ir por unas latitas de Cuzqueña con mis amigos saliendo de clases y a tomarlas rápido como adolescentes nerviosos antes de que llegue Serenazgo a decirnos que no podemos tomar en la calle.
Terminé la carrera de Administración en abril de este año, me gradué en Agosto y esta tarde, recibí un correo que me hizo el día. El asunto era: "Recoger Diploma de Bachiller y demás". A las 6pm salí volando de mi oficina para ir al encuentro del objeto de mi deseo. Ahora mismo lo tengo en mis manos y me doy cuenta de que es solo eso: un cartón impreso, pero que significa años de esfuerzo, de amanecidas, de discusiones, de dudas, de frustraciones, de satisfacciones, de descubrimientos, de crecimiento. Sé que no me hace mejor persona ni mejor profesional tenerlo, pero sí me hace sonreír cada vez que lo vuelvo a leer. Miro mi cartón y tengo la tentación de imaginármelo con un logo de un barquito en el mar y una estrella en el encabezado, pero luego lo veo perfecto y ya no quiero cambiarle nada, lo coloco en su sobre y le digo con voz bajita: "Eres el primero y por eso el más querido, pero ya vendrá(n) otro(s) a acompañarte y probablemente tenga(n) un logo de barquito".    

sábado, 5 de noviembre de 2011

La vida debe ser cierta...

Apareces


La vida es cierta


El olor de la lluvia es cierto


La lluvia te hace nacer


Y golpear a mi puerta


Oh árbol


Y la ciudad el mar que navegaste


Y la noche se abren a tu paso


Y el corazón vuelve de lejos a asomarse


Hasta llegar a tu frente




Fragmento de "Vienes en la noche con el humo fabuloso de tu cabellera"

(César Moro)

Travesura realizada!

Hoy decidí crear un blog. Sabía que en algún momento me dejaría seducir por la idea de hacerlo. Pero postergué dejarme seducir así como postergo muchas ideas que irrumpen en mi mente.
Tengo cosas que decir (escribir)... sí.
Estas cosas pueden interesar a otras personas... no necesariamente pero... puede ser.
Escribir es un excelente método catártico... sí.
Necesito una catarsis con frecuencia... definitivamente!
Suficientes razones para decidir iniciar esta travesura! Si quieren ser mis cómplices, curiosear, usar algunos de sus minutos de aburrimiento, conocer un poco de mí y de mis voces o reírse de mí y de mis comentarios... Bienvenidos!