sábado, 31 de diciembre de 2011

Mis décimas al 2012

Yo le pido al dos mil doce
me regale un lienzo en blanco,

muchas noches en Barranco
y alegría a libre endose.
Que además de traer goce,
traiga más aprendizaje.
Que venga envuelto en coraje
a superar las caídas
y con manos coloridas
a pintar un buen paisaje. 

Que se ría de la gente
que proclama el fin del mundo
y llegue firme y rotundo
a despertar al durmiente.
Con lucidez de demente
premie las francas miradas,
grite palabras calladas
muertas en la indiferencia,
y no disfrace carencia
con impactantes portadas.


Rebeca Urbina Balbuena

sábado, 24 de diciembre de 2011

Mi décima navideña

A mis amigos creyentes
en el niño Dios que nace,
que el amor sea más que frase
y trascienda en nuestras mentes.
Que seamos coherentes
con el Dios en que creemos
y sin ir a los extremos
de cucufata aburrida,
reflejemos en la vida
el amor que pretendemos.

Y a mis amigos ateos
como a mis grinch preferidos,
no se queden escondidos
entre burlas y abucheos.
Sin escuchar sermoneos,
disfruten la nochebuena.
Compartamos esta cena,
sin sentido, para ustedes,
porque aunque existan paredes
nuestra amistad es más plena.

Rebeca Urbina Balbuena

lunes, 19 de diciembre de 2011

Temblando...



Esta madrugada, un temblor algo fuerte nos sacó de la cama a algunos y de la computadora a muchos otros. Lo que me pareció más gracioso es que a los pocos segundos de haber terminado, volví al facebook a comentar algo sobre el temblor y al instante vi una avalancha de mensajes similares de muchos de mis amigos que estaban igual de despiertos y conectados que yo.

Citando a mi amigo Abdul, "A pesar del temblor, la adicción a internet es tal, que todos ponen temblor! osea pasa el temblor, y regresan a sus compus como si nada." Debo confesar que antes de levantarme para salir de mi cuarto, instintivamente cogí mi smartphone como si fuera una necesidad elemental.


Mientras trataba de conciliar el sueño, entre la avalancha de tucutíns, anuncios de la cercanía del fin del mundo, pánico colectivo y demás, se me ocurrió pensar en otros temblores, esos que valen la pena, forman parte de los buenos recuerdos y provoca repetirlos.
Los dejo con una decimita al respecto, deseándoles que nunca dejemos de protagonizar y añorar este tipo de cataclismos. Nunca dejemos de temblar, no de miedo, no de pánico, no de frustración, sino de emoción, de pasión, de vivir intensamente, de disfrutar cada momento.


Un joven fuerte y buenmozo
me llevó hacia el epicentro,
origen de nuestro encuentro
fugaz pero prodigioso.
Y después de tanto gozo,
se evaporó el espejismo.
Anulando el pesimismo
con pasión incontenible,
susurraré al insensible:
Ya toca otro cataclismo!

 Rebeca Urbina Balbuena

lunes, 12 de diciembre de 2011

He abierto muchas veredas

Los caminos verdaderos

busco tras muchas caídas,

y acumulo las heridas

de recuerdos forasteros.

Para descubrir senderos

no necesito de ruedas

y aunque falten las monedas

para viajar por el mundo,

con mis pies de vagabundo

he abierto muchas veredas.



Rebeca Urbina