jueves, 19 de julio de 2012

La patria es sueño

Lo sé, soy una mala bloguera :( Pasaba por aquí para dejar una glosa que escribí hace un par de semanas sobre lo que siento frente a lo que está pasando en mi querido Perú. No intento hacer proselitismo ni nada así, solo compartir como me siento frente a esto y el deseo profundo de encontrar a más gente que no se muestre indiferente frente a lo que pasa en nuestro país. Aquí va: La patria es sueño

Mi Perú no es una marca
mi país es de verdad
llora sangre derramada
no oculta su realidad.

Hoy tuve una pesadilla
sobre un pueblo indiferente
que ve morir a su gente
como una cosa sencilla.
Un país que se maquilla
para enriquecer sus arcas,
da poder al oligarca
en desmedro del pequeño,
felizmente es solo un sueño:
Mi Perú no es una marca

En el sueño los temblores
son el pan de cada día
pero en las fotografías
solo se enfocan las flores.
Tener orgullo, señores,
de una media realidad
nos sume en la oscuridad
de un país inexistente,
no quiero ilusión que miente:
mi país es de verdad.

Vemos sufriendo a hermanos,
presenciamos sus destierros,
son tratados como perros
y ni así nos indignamos.
Nos reclama a los peruanos
la muerte no reclamada;
mientras no decimos nada,
cobra muertes la injusticia
y el Perú tras la noticia
llora sangre derramada.

Vive un mundo de novela
el ciudadano dormido,
prefiere ignorancia y olvido.
que dar la luz de su vela.
Es real aunque nos duela
la falta de humanidad
y apelo a nuestra hermandad
para actuar sin titubeo
pues el Perú en el que creo
no oculta su realidad.

Becky Urbina

martes, 14 de febrero de 2012

Liberando rehenes: San Valentín

Después de un largo mes sabático, vuelvo a a mi blog por recomendación de mi querido Abdul, que le dio a conocer a esta bloggera inexperta la Regla #1 de un blogero: "No dejarás tu blog abandonado." 
Comenzaré pidiendo disculpas por mi prolongada ausencia; uno de mis defectos es mi tendencia a postergar las cosas que tengo en mente, como escribir un post, ordenar mi cuarto, responder algunos correos, ver películas que compré hace meses y tomar decisiones que me cuesta tomar. Intentaré, por lo pronto, no postergar tanto la actualización de mi blog de ahora en adelante.


Hace varios meses escribí algo así: "Jugar a no sentir puede ser peligroso, llega un momento en que no sabes si podrás sentir de nuevo." Tiempo atrás me autoimpuse una coraza después de algunas heridas, agotamientos y decepciones. Opté por no sentir, no involucrarme, no crear lazos fuertes; dizque para protegerme. Por momentos parece fácil, vivir por vivir, sin buscar algo más que el momento mismo. Vivir sin las complicaciones que traen consigo las relaciones, la rutina, la falta de espacio y sus derivados. Pero esto de vivir sin complicaciones puede terminar siendo más complicado de lo que parece porque, a menos que seas un experto en la materia de la frialdad y el desapego, tarde o temprano terminas involucrándote con quien cumple el papel de "nada serio" y la nueva gran complicación es recordar el papel asignado previamente. Definitivamente no soy experta en la materia y pensándolo bien, no me interesa serlo; así que finalmente el tiempo y las circunstancias lograron romper la coraza. La buena noticia: aún puedo sentir. La mala noticia: a veces duele. 

A quien esté considerando "vivir sin complicaciones" podría replantearle mi frase inicial: Jugar a no sentir puede ser peligroso, llega un momento en que ya no puedes evitarlo.

Hace un año exactamente quise pasar el día evitando pensar. Comiendo chocolates en cantidades industriales. Llenando el día de actividades para que se pasara más rápido. Intentando no estar sola. Disfrazando el día de un lunes cualquiera. Tomé de rehén a San Valentín para que yo misma no pudiera recordar su existencia. Quizás pude engañarme temporalmente pero los recuerdos no estuvieron de acuerdo y me bombardearon con todas sus fuerzas en cada momento en que me encontraron desarmada. No fue un día feliz.
Hoy los recuerdos ya no traen tristeza sino alegría por lo vivido, traen un calorcito en el pecho y sonrisas prolongadas. Creo que ya estoy lista para liberar al rehén. Ya es 14 de febrero y me siento reconciliada con San Valentín, no con el consumismo y caos urbano que implica, sino con la idea de celebrar el amor. El amor que llevo dentro, el amor que veo por las calles, el amor que he vivido, el amor que vendrá. Sigo creyendo en el amor, no sé si en el eterno pero sí en el que te hace sentir viva, te impulsa, te hace crecer y aprender en el camino. Sí me provoca a veces tener alguien con quien ser algo cursi, leer poemas, decir tonterías, caminar abrazados, compartir sueños, anécdotas, descubrimientos, intereses, pasiones y el sabor de mi brillo labial. No desespero, solo espero, pero creo que San Valentín me debe un regalo de reconciliación... :)


Un corazón entercado,

a pesar de la advertencia,

dirigió su vehemencia

en un rumbo equivocado.

Y por no tener cuidado

sufrió heridas de guerrero.

Cuando el calor de febrero

haga arder tus cicatrices,

corazón, no dramatices:

el dolor es pasajero.


Rebeca Urbina Balbuena